Proyectos de cooperación

El proyecto se desarrolla en Belén, Nablus y Valle del Jordán (Cisjordania), Jerusalén Este y Nazareth. El Estado de Israel inició en 1948 la Nakba (desastre en árabe) un proceso de desplazamiento forzoso y violento de la población palestina de sus lugares de origen. Desde entonces, Israel está implementando lo que las organizaciones de Derechos Humanos palestinas denominan la Nakba continua, es decir, diferentes políticas de desplazamiento forzado y colonización que violan sistemáticamente los derechos del pueblo palestino. Estas políticas, entre las que se encuentran la segregación, un sistema discriminatorio de permisos, la denegación del uso y acceso a recursos naturales o una planificación urbanística discriminatoria, afectan a toda la población de la Palestina Histórica, sobre todo a comunidades de población refugiada y desplazada en Cisjordania, Jerusalén Este y territorios del 48 (hoy Israel). Estas políticas, que en 2021 varios organismos y organizaciones han calificado de apartheid, ahondan en la fragmentación y el desarraigo, al poner barreras a la comunicación y encuentro entre palestinos/as de diferentes geografías, al usurpar los lugares más representativos de la memoria, historia y cultura palestinas, y al excluir de toda agenda de negociación de paz el derecho al retorno de los más de 7 millones de refugiados palestinos y palestinas. La población joven es la más afectada por esta estrategia de debilitamiento de la identidad nacional y de la resistencia colectiva, lo que debilita el relevo generacional y los mecanismos de resiliencia comunitarios, y, en consecuencia, la demanda colectiva del cumplimiento de derechos fundamentales y resoluciones de NNUU acordadas por la comunidad internacional para el establecimiento de un futuro Estado palestino. El pueblo palestino tiene una rica historia de participación política como forma de resistencia anticolonial, y la juventud palestina en concreto ha influido constantemente en la lucha por la justicia, la dignidad y la liberación. Sin embargo, las luchas de personas que sufren desplazamientos prolongados y se les niega constantemente su derecho a la autodeterminación y a la reparación, son complejas de mantener. El derecho a la tierra, agua y recursos naturales, así como el fomento de la participación de las mujeres y de los jóvenes en procesos colectivos de resiliencia son la base del proyecto y el objetivo es que las organizaciones comunitarias (CBOs) de jóvenes, mujeres, refugiados/as y desplazados/as internos/as fortalezcan sus lazos, su identidad y sus estrategias de resistencia colectiva